
Evidentemente he calculado mal cómo llevar esta cuenta, pues asumí que con la parte 25 llegaría a mi cumpleaños, triunfantemente celebrando un año más con una entrada fastuosa. Pero no, resulta que con mi cuenta el número 25 llegará mañana, una fecha especial de por sí, como ya saben los que saben, pero no el plan original. Por suerte, ese plan no estaba escrito en bolígrafo. Así que ya saben, mañana y pasado tendrán una sola lección por día. Más largas, claro; son mis dos más importantes.
Los días pasan y lo que queda es el sabor que dejan. La nueva lección que aprendí esta semana es que al final todo se equilibra: habrán días malos y habrán días buenos, habrán retahílas de días malos e hileras de días buenos, y así. No hay quien determine cuál será un día bueno con anticipación, sólo depende de nosotros.
Me acabo de quedar dormido frente al teclado, así que vamos a hacer esto para que pueda descansar un poquito. Pueden leer las entradas anteriores a la serie aquí.
4.- Ser un fan es maravilloso; ser un fanático es terrible.

Soy fan de Metallica. Soy fan de Stephen King. Soy fan de los Funkos. Soy fan de la lucha libre. Soy fan de Juego de Tronos. Soy fan de la pizza. ¿No te gusta ninguna de ellas? No pasa nada. Porque entiendo que lo que funciona para mí puede que no funcione para ti. Porque soy eso, fan. La palabra es la reducción de «fanático», pero tienen significados dramáticamente distintos. El fanatismo religioso, político, cultural, siempre será un peligro para una sociedad normal. Porque el fanático se niega a aceptar que haya algo malo con su manera de pensar, y cualquier crítica contra el objeto de su fanatismo será visto como un ataque. ¿Se acuerdan cuando hablé del amor a un país? Tal cual. El nacionalismo no es más que fanatismo por un país, y es insoportable como todos. Quieran algo, está bien, pero no dejen que los enceguezca al mundo que está a su alrededor ni a los defectos de lo que aman.
3.- Las relaciones a distancia funcionan.

Los primeros tres años de relación entre Yadi y yo ocurrieron a través de Facebook y WhatsApp. Nos vimos una sola vez en persona, cuando ella vino a resolver asuntos en Caracas y me acompañó al matrimonio de mi hermano. Ya llevamos casi cuatro años viviendo juntos. No fue fácil, pero aquí estamos. Lidiamos con tentaciones, depresiones, angustias y mucha, mucha gente diciendo que nunca funcionaría. Porque es muy fácil decir aquello de «amor de lejos, felices los cuatro». ¿Saben qué es difícil? Hacer planes para emigrar. Ahorrar para tener algo al momento de empezar una vida juntos. Comunicación constante y abierta. Planificar. Eso es difícil. Pero si el objetivo es estar con la persona que amas, entiendes por qué lo bueno siempre será difícil. El mal camino siempre está lisito y sin piedras; el bueno tiene rocas y maleza que hay que superar. Si ustedes están enamorándose de alguien que no está en el mismo territorio que ustedes, evalúen si de verdad es quien quieren en su vida y luego sean claros con ustedes y con ellos. Tracen un mapa, entre los dos. Si no funciona, no funciona. Pero no desistan sólo porque es difícil.