50 lecciones para 50 años: Parte 4

Photo by Nathan Dumlao on Unsplash

Tengo un cierto montón de libros en la casa –muy bien, es UN montón de libros– que esperan pacientemente a ser abiertos (y ni hablar de los digitales). Están allí, flotando sobre mi cama (literalmente), sobre mi escritorio, encima de él, nada más esperando a que yo diga «vamos». Y es porque leer es difícil. Como casi todo lo que vale la pena. Porque requiere tiempo. Y siempre hay algo que tengo que hacer. Hablaremos más sobre esto cuando llegue a cierta lección, pero hoy toqué el tema en terapia. Y me acordé de eso que dije Stephen King: «Si no tienes tiempo para leer, no tienes tiempo para escribir».

Perish the thought.

Aquí están la primera, segunda y tercera parte de este viaje.

sigue leyendo

Me uno al club

Cómo me siento al entrar a redes sociales.

Una de las cosas que no extrañaba de emigrar fue la constante tensión que había en el ámbito político. Y créanme, lo viví de cerca, siendo periodista primero en El Nacional y luego en Últimas Noticias y Sexto Poder. Hasta incluso, siendo jefe de prensa de alguien tan ecuánime como Hiram Gaviria, fue imposible escapar del ocasional ataque tanto por parte del gobierno como de la oposición. Traté en la medida de lo posible de ser imparcial, de tratar de ver las dos caras de la moneda, pero es tanto el daño que el chavismo ha hecho en Venezuela que ser ni-ni ya no es una opción. (Estoy seguro que jamás podría escribir esta lista hoy en día, amén que el séptimo punto ya no aplica.)

Al llegar a Estados Unidos, para mi tristeza, ya empezaban aires parecidos. Trump había cumplido un año en el poder, y las divisiones políticas tenían ya cierto tiempo, desde finales del primer mandato de Barack Obama. Ahora que se acercan las nuevas elecciones, entrar a Twitter y comentar sobre ellas es dolorosa y absurdamente familiar. Y en especial absurdamente en estos tiempos, donde no solo llegamos al punto en que no se puede tener una discusión civilizada sobre política entre contrarios, sino que ya es «o estás conmigo o estás en contra de mí». Y el presidente que lo dijo primero es ahora considerado un republicano moderado. Quién lo diría.

Siga leyendo