
Ayer escribí sobre los hobbies (ya les comparto ese enlace) y me di cuenta de que quizá sí tenga una personalidad compulsiva. Siempre me ha gustado reunir cosas que pueda clasificar. Me acordé que hasta había escrito antes de esto en un post en Medium (ah sí, síganme en Medium, por favor). No fue sino hasta que estuve leyendo ayer sobre cuántas cosas he tratado de coleccionar o de empezar y luego… no lo hago. Es como si lo emocionante fuera la planificación, no la ejecución como tal.
Y ahora me pongo a pensar en cuántos proyectos he pensado en arrancar y ahí quedan. Un podcast, un libro (que aún vive, si acaso en coma), el blog de cine (este)… Creo que el secreto es obedecer a la compulsión y determinar si de verdad podemos seguirla, o es solo un antojo del momento. Si no, dejas una larga fila de cadáveres de proyectos atrás, y te hace ver como un acumulador mentalmente inestable, y nadie quiere eso, ¿verdad?
Pueden visitar las entradas anteriores de esta serie, incluyendo el de ayer de los hobbies, aquí.
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