
La batalla contra la frustración es algo diario, para muchos. Y es que duerme menos, pierde paciencia. Hay retos diarios que uno no comprende en el momento, hasta que tiene que lidiar con ellos. Ahí es donde uno ve la madurez, la inteligencia y la fortaleza mental de la que realmente uno dispone.
Digo todo esto porque –y que conste, esto ya yo lo sabía– tener un perrito nuevo es maravilloso, pero también tiene su lado difícil. Es educarlo a que no muerda, es que entienda que no es jugar cada vez que él (o en este caso, ella) quiera. Es limpiar sus desastres, es atenderlo. Y en mi caso, es educarla a que trate bien a la niña de la casa, y educar a la niña de la casa que la trate bien a ella. Ah, y no olvidemos que antes que llegara la perrita Leia, estaba la agapornis Sky, que también requiere atención. Son muchos retos que he aceptado tomar con gusto. Pero no quiere decir que no requieran de paciencia.
Creo que lo que más quiero decir es, ¿puedo dormir? ¿Por favor?
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