50 lecciones para 50 años: parte 26 (y última)

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Y llegamos. El día final. Cinco décadas de vida, resumidas en 26 días y 50 lecciones. Voy a seguir por un par de días más para tratar de llegar a los treinta días seguidos y luego a ver si el hábito de escritura se quedó. Pero qué sabroso ha sido esto. Qué sabroso poder mirar para atrás, ver todas las piedras sobre las que tropecé en el camino, todos los animales –buenos y malos– que me encontré, todas las flores que me paré a oler, y en todas ellas ver las piezas del rompecabezas que eventualmente se convirtió en mí.

Recuerdo pensar en algún momento que un hombre de cincuenta años era un anciano, que era un tipo que debía estar encerrado en una oficina, llegar a casa a diario para complacer a los hijos y familia, y salir los fines de semana. Llego a mis cincuenta aún sintiéndome de treinta (y bueno, según algun@s, pareciendo), riendo como un niño, amando como un hombre, actuando como un adulto cuando es necesario. Es una de las ventajas de Facebook, puedo ver cómo he evolucionado en los últimos años. Por eso es que como más llego es agradecido. Y agradecido estoy con ustedes que llegan conmigo a este punto de mi vida.

Lean toda la serie de las 50 lecciones aquí.

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