
«Ser adulto fue el peor sueño que tuve de niño», leí, palabras más o menos, en algún meme por ahí. De cierta manera es una profunda realidad: cuando niño la única responsabilidad en realidad es el colegio (y aún así, vaya una responsabilidad). Y luego de eso, cada año es una nueva cosa que tenemos que hacer que nos quita tiempo de las cosas que queremos hacer. Es una vida sin duda más relajada.
Eso se une de cierta forma con lo que compartí ayer. No debemos dejar que la nostalgia nos enceguezca ante lo bueno que tenemos hoy, ni siquiera ante lo bonito que haya podido ser ese pasado. Es cierto, vivimos cansados, adoloridos, quisiéramos poder dedicarnos a jugar y a reunirnos con nuestros amigos todos los días. Pero díganme, ¿en serio dejarían atrás la posibilidad de viajar por su cuenta, comprarse lo que quisieran, poder beber… y el sexo?
I didn’t think so.
Pueden leer las entradas anteriores de la serie aquí.
10.- La naturaleza sana, así sea teniendo un pedacito de ella en la casa.

Una de las cosas que me pega un poquito de haberme mudado a Orlando es haber dejado al Ávila atrás. También yo vivía en partes de Caracas donde me despertaba el cantar de las aves, pues vivía cerca de pequeños bosques o parques. Tenía la facilidad de rodearme de verde con mucha más facilidad que ahora. Eso sí, aquí tengo parques más grandes, pero tengo que rodar un poquito o caminar bastante. Y debería aplicarlo más, por beneficio propio. No creo que estemos diseñados para ver concreto, metal y vidrio para el resto de nuestras vidas, y lo lamento por los que solo vean los mosquitos y las incomodidades de pasar un tiempo así sea pequeño en la naturaleza. Más aún los que no quieren ni tener un pedacito de esa naturaleza en su casa. Es cierto, tener un ser vivo en la casa, así sea uno que no interactúe con nosotros ni se mueva, es una gran responsabilidad. Pero hay plantas muy sencillas de cuidar, ¿y saben lo relajante que puede ser tener una pecera? Traten siempre de tener un mínimo contacto con la naturaleza, ya sea que salgan a pararse cerca de un árbol o traigan una planta a casa. No saben lo relajante que puede ser, y en este mundo de estrés…
9.- Olvídate de los placeres culposos.

Hace ya cierto tiempo dejé de decir que soy fan de la lucha libre con pena. Hasta escribí un ensayo sobre eso para hacerlo aún más público. Puedo resumirlo aún más fácil: uno no debe sentir culpa si algo que a uno le gusta (a) no le hace daño a nadie, ni a uno mismo, (b) no llega a obsesión ni trastorno mental ni (c) da la oportunidad de hacer comunidad. He citado hasta el cansancio lo que dijo el líder de la banda Foo Fighters y ex baterista de Nirvana, Dave Grohl, en una entrevista: “No creo en placeres culposos. Si algo te gusta, coño, que te guste”. Y eso es liberador. Hasta ofrece paz mental. ¿Te gusta el reguetón? OK, bien por ti. A mí me parece basura, pero eso no quiere decir que tú seas basura. Al contrario, tengo gente querida que le encanta, y bueno, qué le vamos a hacer. ¿Prefieres Star Trek a Star Wars? No hay problema. ¿Gatos mejores que perros? Quizá para ti, pero OK. Y ya, vivimos en sana paz.