24 meses

«The Lonely Writer». Prathap Karuakaran.

Una gran diferencia pero siempre igual. Así llego a los dos años que me fui de Venezuela hasta Orlando. Mientras escribo esto, esperando a que Diana esté lista para llevarla al colegio, afuera está saliendo el sol por primera vez en dos días, cargados de un clima más acorde a Londres que a la Florida. Eso sí, aún sigue el feels like de 10ºC. Tengo tres cosas que hacer que se sienten como veinte antes de ir al trabajo a las 3:45 pm, una de las cuales requiere un esfuerzo físico para las que ya no debería estar pero bueno, «eto e lo ke hai».

Pero ya no hay el miedo y la incertidumbre, aunque casi perenne, no tiene la misma fuerza.

Cambié el Ávila por árboles cercanos. Cambié las guacamayas, cristofués y zamuros por cuervos, paraulatas y arrendajos (y sí, aún hay zamuros). Cambié los rabipelaos atropellados por mapaches atropellados. Cambié un escritorio por un delantal, un quince y último por un gracias por su generosidad. Cambié una madre por una pareja, un hermano por una hija. Y sí, por supuesto que cambié yo.

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